¡El problema soy yo!

Este libro se trata de la ley que me condena por mi pecado y el evangelio que me justifica por la justicia de Cristo.

En este libro podrás encontrar…

Cómo lidiar con la culpa y la vergüenza a través del evangelio de Cristo que te libera.

A través de las dos palabras, ley y evangelio, te darás cuenta que el problema eres tú (y soy yo), y la solución se encuentra fuera de ti y de mí, en Jesucristo.

Una exposición histórica y teológica de la justa ley de Dios y el sublime evangelio de la buena noticia para pecadores y santos lidiando con sus pecados y siendo liberados por la Palabra de Cristo.

Al descubrir la apropiada distinción entre la ley y el evangelio serás libre para amar a Dios y compelido a amar a tu prójimo sin esperar si aprobación. Porque todo el amor y aceptación que anhelamos ya la poseemos en el amor de Cristo quien nos amó y se entregó a Sí mismo por ti y por mí.

La obra de arte en la portada -
Un sermón de la ley y el evangelio

La obra de arte en la portada es un sermón pintado que se titula, Una alegoría del Antiguo y Nuevo Testamentos, por el artista alemán Hans Holbein the Younger.

La pintura fue creada a principios de los años de 1530 y es parte de la colección de arte de las Galerías Nacionales de Escocia. Como lo describe el museo, “Las imágenes y las inscripciones proveen un sermón pintado”.

Moisés recibiendo la Palabra implacable de la ley (LEX) escrita con el dedo de Dios.

La Palabra perdonadora del evangelio de la gracia (GRATIA); la promesa anunciada a la virgen que tendría un hijo llamado Jesús (Salvador) porque él salvaría a Su pueblo de sus pecados.

Adán y Eva son representados después de ser engañados por la serpiente, seduciéndolos a comer el fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y del mal.

La muerte (MORS – el esqueleto a la izquierda vino a través del pecado.

El misterio de la justificación (MYSTERIUM IUSTIFICATIONIS) comienza en el Antiguo Testamento, representado aquí con la serpiente de bronce colocada en un poste.

El Hijo de Dios crucificado por nuestra justificación (IUSTIFICATIO NOSTRA).

El hombre, o ser humano (HOMO), condenado por el pecado y la muerte, está sentado en una piedra con el texto de Romanos 7:24, “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?”

Juan el Bautista alienta al hombre señalando al Cordero de Dios (AGNUS DEI), diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn.1:29).

El Cristo resucitado conquistando la muerte para darnos nuestra victoria (VICTORIA NOSTRA) a través de la crucifixión y resurrección de Cristo para salvación a todo aquel que cree.

“Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Juan 1:16-18).

Hoy puede ser el día que todo cambie.